Puesto que la calidad de las propias chapas gruesas es decisiva para el posterior mecanizado de placas y barras, Meusburger es muy exigente con sus proveedores de acero. Así y todo, como más vale pasarse que no llegar, para comprobarla realizamos un análisis espectral y un ensayo de resistencia de todas las chapas en nuestras instalaciones. Únicamente el acero impecable procedente de acerías de renombre logra superar los controles de calidad de Meusburger y llega a uno de los tres hornos de Meusburger, que suman una capacidad total de 240toneladas al día.
Ante todo, calma
Ya durante la producción de las chapas gruesas se generan tensiones en el material, por ejemplo, en el laminado o en la fase de enfriamiento. Con objeto de reducirlas a un mínimo, sometemos las chapas a un calentamiento controlado, las mantenemos después a unos 580°C durante el tiempo oportuno y —lo más importante— dejamos que se enfríen de manera uniforme. En Meusburger el proceso completo transcurre dentro del horno y dura alrededor de veinticuatro horas. Las piezas se enfrían lenta y continuamente, unos 35°C por hora, de manera uniforme tanto en el núcleo como los extremos a fin de evitar nuevas tensiones y mantener intacta su estructura y resistencia mecánica.
A menor deformación, mayor precisión
El procedimiento, desde la rigurosa inspección de las chapas gruesas hasta la última fase del recocido de estabilización, garantiza que en el maquinado de los productos de Meusburger el riesgo de deformación sea bajo y no se dañen las herramientas. Las tensiones del material se reducen a un mínimo y eso se refleja en el producto final y el tiempo de maquinado. Mediante el tratamiento térmico posterior se consigue una notable disminución de las variaciones de las dimensiones y la forma, lo que permite, a su vez, reducir de manera significativa el excedente necesario. Los puntos duros que se forman al producir el acero se deshacen.
El consiguiente recorte de los ciclos de maquinado y la prolongación de la vida útil de los herramentales dejan margen para dedicarse a otras tareas. Además, si las piezas no se someten a más tratamientos térmicos, el riesgo de deformación en mecanizados posteriores es aún menor, puesto que las placas mantienen la estabilidad dimensional y formal incluso después someterse a un mecanizado por arranque de viruta. De esta forma, es más fácil mantener las tolerancias y asegurar una mayor precisión de las piezas.
El recocido de estabilización conlleva un acortamiento de los tiempos de trabajo, la mejora de la precisión y un ahorro de costes y, a la larga, supone una ventaja competitiva.
Ventajas del acero estabilizado
- Bajo riesgo de deformación en el mecanizado
- Ahorro de tiempo en el mecanizado gracias a sobremedidas mínimas
- Mayor vida útil verificable de las herramientas
- Máxima precisión
- Ventajas en la automatización, sobre todo al usar sistemas de amarre